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Doña Urraca de Zamora



Nace la infanta en León en el 1033 y fallece en idem en el 1101. Hija primogénita de Fernando I y de la reina Sancha.
 
El rey Fernando I repartió el reino entre sus hijos a su fallecimiento. A Alfonso le correspondió León ( Alfonso VI ), a Sancho le otorgó Castilla, a García, Galicia, a su hija Elvira el señorío de Toro, con categoría de reino, y a Urraca, Zamora. Una vez tomada posesión de su reino, Urraca se traslada a vivir a la capital, a un castillo medieval con cuatro torres, sito en las cercanías de la catedral.

Fue madrina de armas del Cid Campeador, de quien dicen estuvo enamorada y la hermana favorita de Alfonso VI al que ayudó a recuperar el trono y a gobernar.

Sancho, heredero del reino de Castilla, quedó descontento con el reparto hecho por su padre y fue declarando la guerra a cada uno de sus hermanos. Primero a Alfonso en una  guerra sin consecuencias, luego, aliado con éste, marcha sobre Galicia para arrebatar el trono a García. Al año siguiente el guerrero Sancho consigue ¡por fin! la corona de León, exiliando a Alfonso que se refugia en el reino de Toledo, que conquistaría mas adelante. Sancho se proclama rey de León y Galicia. Luego vence a Elvira y le arrebata Toro y a continuación marcha sobre Zamora. Urraca resiste, gracias a las murallas de la ciudad. El asalto dura siete meses. La reina trama el asesinato de su hermano Sancho II. Un noble leonés Bellido Dolfos, se infiltra entre los leales del rey y una tarde que habían salido a cabalgar juntos, le asesina atravesándolo con una lanza ( aprovechando que el rey había descabalgado para hacer sus necesidades). Luego entra en Zamora por una puerta de la muralla que se llamó desde entonces “De la traición”. Hoy el municipio le cambió el nombre por :”De la lealtad”.

Urraca continuó como reina de Zamora y ayudó a gobernar a su hermano Alfonso, siendo prácticamente su canciller. Fue mujer de gran inteligencia política. Esto le granjeó muchos enemigos que llegaron incluso a acusarla de mantener relaciones incestuosas con su hermano.

Al final de su vida se retiró a un monasterio leonés donde permaneció hasta su muerte. Está enterrada en el panteón de reyes de San Isidoro.




Bibl: Sánchez Candeira: Castilla y León, siglo XI
Wikipedia: Urraca de Zamora

Doña Urraca I de León y Castilla



Fue la primera hija de Alfonso VI y de su segunda esposa Constanza de Borgoña. Nació, se cree, hacia 1079 y falleció en Saldaña el 8 de marzo de 1126. Poco se sabe de la infancia de la princesa, que debió transcurrir acompañando a la corte itinerante de su padre el rey Alfonso. El nacimiento de su medio hermano Sancho en 1093, la apartó de la línea sucesoria.

Su padre la casó con Raimundo de Tolosa en virtud de las alianzas existentes con el condado de Borgoña,  en el año 1090 nada mas alcanzar la infanta la edad núbil, y le dio los condados de Portugal y Galicia. Para esto el rey tuvo que esperar el fallecimiento de su hermano Garcia I, ocurrida en esa misma fecha. De esta unión nacieron dos niños, Alfonso Raimúndez, mas tarde Alfonso VII, que fue educado en Galicia desde los dos años y Sancha. Doña Urraca tuvo una estrecha vinculación con esta tierra, primero por el titulo y luego por la aparición en escena de un personaje importante en la corte castellana: Diego Gelmirez, cuya admiración por al orden del Cluny le acerca a Raimundo de Borgoña que lo nombra vicario de la diócesis de Compostela, su secretario y notario del reino
El obispo Gelmirez

Muerto su esposo en 1107, Alfonso VI  la casa con el rey de Aragón Alfonso I y le deja al morir los reinos de León y Castilla. (Esto sucede al morir el príncipe Sancho hijo del rey y de una de sus concubinas “La nimia Pulchra Zaida” de los romances, hija de Muhammad II, rey taifa de Sevilla. El infante muere siendo un niño a manos de los musulmanes victoriosos de la batalla de Uclés).
 La unión no dio los resultados políticos deseados, pues aunque la burguesía apoyó al aragonés, los nobles en general y la mayoría del clero se le opusieron ya que pretendían que el elegido fuera  el conde de Candaspina.
Alfonso el Batallador, a la muerte del rey Alfonso VI y ante los temores de que su matrimonio con Urraca fuera anulado ya que eran primos segundos, entrega las plazas castellanas mas importantes a aragoneses de su séquito, leales a su causa. Esto enciende la mecha de la secesión en Galicia donde el conde de Traba reclama la independencia pretendiendo el trono para Alfonso VII de quien era tutor.
Alfonso el Batallador  se dirige al frente de su ejercito hacia Galicia y restablece el orden. Pero la rebelión gallega fue solo el comienzo de una serie de conflictos políticos y guerreros agravados por el fuerte carácter y la antipatía mutua de los monarcas, que sumirían al reino en un grave clima de guerra civil.
Se distinguen dos facciones: una integrada por la baja nobleza y las grandes ciudades que bordean el Camino de Santiago, que apoya al rey; otra, integrada por la alta nobleza y el clero, partidarios de la reina. Estos trabajarán para que el  Papa anule el matrimonio de los reyes declarándolo incestuoso al ser parientes. Urraca se separa de Alfonso e ingresa en el monasterio de Sahagún. El rey aragonés la encierra en la fortaleza de El Castellar y arremete contra las ciudades castellanas leales a la reina. El conde Gómez González la libera y Urraca busca amparo en el castillo de Candaspina  con cuyo conde tuvo un hijo.
Firma de Doña Urraca
(Tambien tuvo otros dos hijos, Elvira y Fernando, con el conde de Lara, con quien quiso casarse, pero cuya unión no aceptaron los nobles castellanos. Don Pedro de Lara fue encerrado en el castillo de Mansilla).

Hasta alli la sigue el Batallador y con el apoyo de las tropas de la hermanastra de la reina, condesa de Portugal, obtiene una amplia victoria en la batalla de Candaspina. Sin embargo Alfonso no les cede Toledo, como pretendían, eso hace que Teresa trate de reconciliarse con Urraca, pero esta le tenía tanto odio que prefiere el arreglo con Alfonso I y los monarcas se reconcilian. Por poco tiempo, ya que la aceptación por parte de la reina de la coronación de su hijo Alfonso VII como rey de Galicia en Santiago, desata las iras de Alfonso y una nueva guerra entre los reyes a lo largo de 1112 que termina con una tregua que se rompe al año siguiente cuando la reina, apoyada por tropas gallegas sitia Burgos. Alfonso I, bastante harto, la  repudia  ( Palencia 1114) con los mismos argumentos que habían empleado antes sus enemigos, y se retira a Aragón.

Esta retirada no supone la desaparición de los conflictos, ya que estos surgen de nuevo en Galicia, donde en 1115,  Traba y Gelmirez  desean aumentar la autonomía de Alfonso como rey independiente de Galicia. La reina decide apartarle de la influencia de su tutor para lo cual, se dirige a Santiago y cerca la ciudad. Gelmirez y el conde  de Traba pactan con la reina. En 1117 Urraca consolida la relación con los leales a su hijo firmando el Pacto de Tambre, en el que reconoce los derechos de Alfonso para sucederla en el trono.
Todavía tuvo otra escaramuza con el conde de Traba en el 1120 y una mas con su hermana Teresa en 1121, a la que repelió atravesando el Miño y venciéndola  en Lanhoso, logrando que la reconociera como soberana.

Panteón de reyes de San Isidoro
Sus últimos años son poco conocidos. Se sabe que falleció en 1126 en el castillo de Saldaña (Palencia). Esta enterrada en el Panteón de Reyes de San Isidoro de León. Ese mismo año su hijo Alfonso llegado de Galicia, es coronado como rey de León y Castilla con el nombre de Alfonso VII.



Bibl: Antonio J. Onieva: Mujeres españolas.
Salvat: Doña Urraca I
Jaime de Salazar : Urraca.

Alfonso III, el Magno

Ejercito de Alfonso III



Rey de Asturias (866-910). Hijo de Ordoño I y de su esposa Nuña. Fue el último rey asturiano o el primero de León. Es esta ciudad residió largas temporadas y allí tenia su Consejo de Gobierno y su Tribunal de Justicia. Su dilatado reinado ( mas de cuarenta años), coincide con la máxima expansión territorial del reino asturiano y representa la culminación del proceso de renacimiento que se venía manifestando desde los tiempos de Alfonso II, el Casto, bajo el signo del ideal neogoticista.

Cuando muere su padre los nobles del reino le eligen para sucederle[i]. El príncipe tenía entonces dieciocho años, pero no puede acceder de inmediato al trono, por la rebelión del conde gallego Fruela Vermúdez, hijo de Veremundo.  Alfonso tiene que refugiarse en la zona oriental del reino (Avila) al amparo del conde Rodrigo de Castilla.
En poco tiempo “los fideles” al joven rey dan muerte al usurpador, regresando Alfonso a Oviedo con la ayuda de sus caballeros y los del conde Rodrigo.
Una vez en el trono, el rey se ve obligado a reprimir un levantamiento del conde Eylón en Alava, y varios conatos de rebeldía en Galicia, foco de escaramuzas continuas. Alfonso trata de orientar los esfuerzos de los magnates gallegos hacia la repoblación de su pais y la prosecución de la Reconquista.
Durante su reinado las fronteras de la zona occidental experimentan un considerable avance. Se traspasa el Miño, llegando el conde Vimarano Pérez hasta Oporto en el 868. También se acomete la repoblación de las tierras comprendidas entre el Miño y el Duero. Se reparten parcelas a nuevos colonos, renacen ciudades y  se construyen iglesias.  Según la Crónica Albeldense: “la iglesia crece y el reino se amplía”.


Desde el comienzo de su reinado Alfonso hace frente a las incursiones de los musulmanes. El emir Muhammad I  ataca la frontera extrema del reino ( Galicia y Castilla ) en varias ocasiones, pero tiene que interrumpir la ofensiva a causa de rebeliones internas en al- Andalus. Alfonso aprovecha la coyuntura y se alía con caudillos muladíes, descendientes de familias hispanas islamizadas. Las rebeldías de estos caudillos son un claro exponente de la disolución de la España musulmana minada por las diferencias religiosas y étnicas.
Muhammad continúa, no obstante, hostigando al reino astur. Como estrategia, divide sus efectivos en dos ejércitos. El primero de ellos integrado por tropas cordobesas al mando de al-Mundhir, se lanza contra Astorga y León y el segundo integrado por tropas fronterizas de Toledo y Guadalajara comandadas por Walid ben Ganim, llega a orillas del Orbigo. El rey magno, para evitar que se unan, elude el ataque del primero y se lanza contra las tropas fronterizas a las que vence ampliamente. El otro ejercito impresionado por el triunfo cristiano, opta por la retirada.
Esta victoria, mas la constante actitud levantisca de los Banu Qasi en la zona del Ebro, obligan a Muhammad a concertar una tregua de tres años con Alfonso. Pero el rey moro no cumple lo acordado y al año siguiente envía una escuadra contra Galicia, que es deshecha por una tempestad.

Alfonso III, harto del emir, emprende una singular expedición contra Córdoba, atravesando la Lusitania y cruzando el Guadiana hasta el corazón de Sierra Morena, regresando a Oviedo sin encontrar resistencia.
 Muhammad, en represalia, emprende nuevas campañas que fracasan también. Debido a esto, los cordobeses inician negociaciones de paz con el rey asturiano, llevadas a termino por  el presbítero toledano Dulcidio.
Cuando cesan por completo las hostilidades entre Córdoba y Oviedo, comienza a difundirse entre los cristianos la creencia de la restauración peninsular bajo el mando de Alfonso III. La llamada Crónica Profética predecía que Alfonso reinaría sobre toda España  aquel mismo año o al siguiente.

Los años de paz permiten continuar con la repoblación hecha con colonos venidos del norte, así como los mozárabes que procedentes de la parte musulmana se acogen a la protección del reino astur. Al mismo tiempo se culmina el renacimiento artístico y literario que comenzara con el reinado de Alfonso II, el Casto. Abundan las construcciones civiles y religiosas y las delicadas piezas de orfebrería son muestra de la sensibilidad artística del momento y de la inquietud cultural existente en la corte de Oviedo en la época de Alfonso el Magno, quien poseía un arrojo bélico incontestable, pero también, una gran sensibilidad para las cosas del espíritu.
Firma autógrafa de Alfonso III

Alfonso III caso con Jimena Garcés, cuya estirpe algunos discuten, aunque se cree con fundamento, que era hija el rey García de Navarra.. Con esta boda el rey reforzaba su posición en el flanco oriental. Los reyes tuvieron ocho hijos

Tras unos acontecimientos finales, de cuya veracidad se duda, en los que se dice que fue destronado por sus hijos y una última expedición triunfal contra los musulmanes, fallece en Zamora, Alfonso III. Con su muerte se cierra el ciclo asturiano de la Reconquista, la capital se traslada a León, iniciándose así ”el comienzo de un nuevo periodo en la historia de la España medieval”
Cruz de la Victoria que Alfonso III regaló a la iglesia de San Salvador





[i] Existen varias versiones sobre la edad del príncipe a la muerte de su padre. Algunas fuentes dicen que tenía 13 años, otras 16. He optado por el testimonio de la Crónica Albeldense que afirma que Alfonso tenía 18 años.



Bibl: Enciclopedia asturiana: Alfonso III
M Gómez Moreno: Las primeras crónicas de la Reconquista