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El reino de Navarra


Poblada desde el magdaleniense, posteriormente se extendieron por la región la cerámica plástica y la cultura megalítico-pirenaica. En los comienzos de la historia, los pobladores del reino fueron los vascones a los que se unieron infiltraciones de celtiberos y en el siglo I, Pompeyo al fundar  Pamplona, (-75) afirmó la dominación romana que en tiempos de T. Sempronio Graco(-178), había llegado  al valle medio del Arga. Tras la crisis del poder romano, los vascones prácticamente paganos, vivieron independientes al margen de suevos y visigodos. Hasta el reinado de Suintila ( 621-631), los vascones que con frecuencia devastaban la Tarraconense, no fueron sometidos por los visigodos. En esa época se establece una especie de protectorado visigodo subordinado al poder de Córdoba. Esto permite salvaguardar las instituciones locales.
Iñigo Arista
Pamplona se cree que capituló ante los árabes entre 716 y 719, pero el resto de Navarra y las Vascongadas, a pesar de la guarnición instalada por el emir Uqba, se mantuvo siempre rebelde a la soberanía musulmana.
Un siglo mas tarde los vascones mantuvieron la misma rebeldía frente  a los francos a los que infligieron dos derrotas importantes. Durante la primera mitad del siglo IX se agruparon bajo el mando del supuesto primer rey de Pamplona, Iñigo Arista, y a lo largo de este mismo siglo, aliados con la familia muladí de Banu Qasi, ejercieron una fuerte hegemonía sobre los habitantes de la comarca de Jaca, núcleo originario del futuro condado y mas tarde reino aragonés.
La dinastía Arista fue sustituida en el  año 905 por la Jimena cuyo primer titular fue  Sancho Garcés  quien se impone a los vascones  del reino de Pamplona. En ese momento Navarra se lanza  a la conquista de nuevos territorios, imitando al reino de León. Sancho con la ayuda de Alfonso III el Magno, afianza el pequeño reino y logra extender sus fronteras hasta Monjardin.
A partir de aquí, el reino de Navarra es considerado un vecino peligroso. Desaparece la alianza con los Banu Qasi y apoyado por Ordoño I de León, avanza por tierras riojanas en una campaña de saqueo contra contra Najera y Tudela posiciones en poder de los Banu Qasi.  Abd al Rahmán III no tolera esta actitud hostil y ataca Navarra, derrotando a navarros y leoneses en Valdejunquera (920).
Dinastía Jimena
Tres años mas tarde de esta derrota, Sancho emprendió con Ordoño II la reconquista de la Rioja y ocupó Nájera que quedó incorporada a Navarra. Abd-al Rahman III comienza otra campaña de castigo contra Navarra.  La agonía del califato de Córdoba permitió a la España cristiana despertar del letargo político y de la postración militar defensiva que mantuvo en el siglo X. Pero  el reino astur-leonés estaba  quebrado por la hostilidad del condado de Castilla y azotada por las campañas de Almanzor. Frente a esto se levanta el pequeño reino de Navarra que no había sufrido los ataques del caudillo musulmán. Bajo el reinado de Sancho III el Mayor (1000-1035) el reino de Navarra vive su época de máxima expansión territorial, incorporando Sobrarbe, Los países de habla vasca y la Rioja alavesa.
El reino bajo Sancho el Mayor
Sancho el Mayor ejerció una verdadera hegemonía política sobre el conde de Barcelona, el de Gascuña y el rey de León, Vermudo I, al cual decidió atacar apoderándose de Astorga, Zamora y León. Sin embargo la gran expansión terminó con el testamento del rey quien de acuerdo con el derecho público navarro no dividió el regnum o núcleo primario del reino de Navarra que heredó su primogénito García Sánchez III, ampliado con las provincias vascas mas las tierras comprendidas entre Santander y Burgos. El rey consideró honoris regis  la mayor parte de los territorios conquistados y los concedió a sus hijos: Fernando recibió el condado de Castilla; Gonzalo Sobrarbe y Ribagorza y Ramiro, Aragón, dando origen al reino aragonés. El rey actuó de acuerdo al Derecho navarro, influido probablemente por una idea patrimonial de origen franco y feudal.
Sello de Sancho el Fuerte
Enfrentado a Castilla el rey pierde el noroeste de la Bureba (batalla de Atapuerca) y en 1076 el resto de dicha comarca, mas los montes de Oca y Pancorbo. En el siglo XI, se produce la penetración de la observancia benedictina de Cluny en sus estados y las primeras influencias culturales europeas. El propio rey Sancho el Mayor facilita dicha penetración y mantiene contactos con personajes de prestigio europeos como el abad Oliva de Ripoll, colocando a Navarra al nivel cultural de Europa. Favoreció asimismo, las peregrinaciones a Santiago, con la creación de un camino a través de Navarra y la Rioja. Sancho Ramírez de Aragón continuó esta labor. Este rey instituyó la “paz del rey” para dar seguridad a los peregrinos y los mercaderes de la ruta y facilitó la fundación de ciudades ( Estella,1090) y la creación de hospederías y hospitales como el de Roncesvalles. Los territorios navarros faltos de población que alojara  a los peregrinos fueron repoblados por francos y extranjeros. Estella tenía una población exclusivamente franca, al igual que Puente la Reina. En los barrios de Pamplona se asentaron numerosos extranjeros, cuya población supero a la indígena asentada en el barrio antiguo o navarrería.
Santiago beltza (negro) en Puente la Reina
Al ser asesinado Sancho IV en Peñalén, se produce la desmembración de Navarra y la pérdida de su hegemonía en beneficio de Castilla y Aragón. Parte de su territorio fue incorporado al reino castellano-leones y Navarra queda bajo la potestad de Sancho Ramírez de Aragón.
A comienzos del siglo XII, con la crisis sucesoria de Alfonso I el Batallador, Navarra se separa nuevamente de Aragón y termina cayendo en la órbita de Francia, principalmente por la repoblación francesa del país. La baja edad media se caracteriza por la presencia de dinastías francesas en el trono. La primera fue la de Champagne. Su primer rey fue Teobaldo I, que introdujo una monarquía con excesiva pompa, muy alejada de sus súbditos. A los Champagne les sucedieron los Capeto, que ya ostentaban el trono francés. Esta época se caracterizó por la ausencia de los reyes en el territorio navarro, habitual durante la dominación francesa. Esta situación cambia con la siguiente dinastía : la de los condes de Evreux. Esta nueva dinastía  renunciará a muchas de sus posesiones mas allá de los Pirineos para centrarse en Navarra. En estos años se transforma el reino y se castellaniza, pasando a ser el español el idioma hablado en detrimento del francés.
Navarra deja de ser reino independiente en el siglo XVI, cuando Fernando de Aragón, el católico, contrae segundas nupcias con Germana de Foix, princesa de la casa reinante en Navarra en esos momentos. Fue la excusa para ocupar el territorio con la que se ponía fin a la independencia del reino de Pamplona nacido allá por el siglo VIII.

Bibl. Enciclopedia Salvat: Navarra.
García de Cortázar J. A.: tomo II de la Historia de España: “la Época Medieval”.

Doña Urraca, la asturiana


Momia de la reina de Navarra doña Urraca


Era hija de Alfonso VII el Emperador y de una joven oriunda de Aller, llamada doña Gontrodo Petri.

Parece ser que el encuentro entre ambos se produjo hacia el año 1132, poco antes de la sublevación del conde Gonzalo Peláez . El motivo fue la asistencia de don Alfonso a la Curia Regia celebrada en Oviedo con ocasión del pleito que sostenían los padres de doña Gontrodo con el monasterio de San Pedro de Eslonza, por la propiedad de otro monasterio: el de San Juan de Verbio.

Según la Chrónica Adefonsi Imperatori, los padres de la joven fueron don Pedro Didaz o Díaz y doña María Ordoniz. Don Pedro, descendía por línea directa de Alfonso I y pertenecía a una de las familias mas influyentes en Asturias en el siglo XII. Es probable que fuera hermano de Jimena Díaz, la que fue esposa del Cid. Hay quien sostiene que la Chrónica exagera el linaje y que en realidad eran simples terratenientes.



Pues bien, el Emperador se prendó de la hija de don Pedro (“se aficionó tiernamente de la doncella”) y se olvidó por completo de su esposa doña Berenguela. Tuvieron un tórrido romance veraniego (“ los verdes prados de Corigos fueron testigos de su cortejo y colchones para su pasión”) y naturalmente doña Gontrodo quedó embarazada. Ni que decir tiene que el famoso pleito fue ganado por don Pedro y doña María.
El retoño fue una niña: Urraca.
Alfonso VII, quiso llamar a su primogénita igual que su madre. El Emperador tuvo siempre especial afecto a la infanta, quien fue apartada de la familia materna y educada en palacio por su tía doña Sancha, conviviendo con sus hermanos Sancho y Fernando, nacidos varios años después.

Cuando aún era niña , Alfonso concertó su boda con García Ramirez, el Restaurador, rey de Navarra y nieto del Cid, para asegurar la paz entre ambos reinos. El matrimonio se celebró unos años mas tarde en León con gran brillantez, asistiendo invitados de todos los reinos cristianos peninsulares y una nutrida representación de la nobleza astur. La novia recibió como dote varios territorios sitos en el interior del reino de Navarra.

Su reinado dicen que fue solitario y triste, pues su marido se hallaba ocupado siempre en empresas guerreras contra Aragón y contra las plazas musulmanas de Almería y Córdoba. Volviendo de una de estas incursiones recibe un golpe a consecuencia del cual, fallece cerca de Estella. Había tenido dos hijas con doña Urraca: Margarita y Sancha.
Lápida sepulcro Gontrodo
Una vez viuda, regresa a Asturias donde su madre doña Gontrodo vive retirada, favorecida por varias donaciones del Emperador, dedicada a fines religiosos. 

Alfonso VII quiso que conservara el titulo de reina de modo efectivo sobre el territorio asturiano. El statu quo, se mantuvo también durante el reinado de su hermano Fernando.

Doña Urraca gobernaba asesorada por un consejo de eclesiásticos y nobles y disponía de una cancillería propia, aunque los diplomas que expedía dicho organismo, necesitaban ser confirmados por la Curia Regia y sellados por la Cancillería real.

En el año 1161, la Asturiana, se casa con el caballero palentino Alvaro Roderici. Esta unión parece ser que da origen al apellido Alvarez de las Asturias.


Un año después de su matrimonio protagonizaron un intento de secesión claramente reflejado en un documento de Otero de las Dueñas que está fechado así: "cuando la reina doña Urraca y don Alvaro Roderici quisieron que el rey Fernando II perdiese Asturias".
Tras el intento fallido probablemente fue desterrada a Palencia. A partir de ese momento es su hermano don Fernando el que aparece en todos los documentos como rey de Asturias.
Tuvo dos hijos fruto de su segundo matrimonio: Pedro y Fernando.
Sus últimos años son un misterio. Hay quien dice que fallece en Palencia al año siguiente de su destierro. Otros en cambio sostienen que siguió con su marido hasta que enviudó en 1179 y luego se hizo monja con su madre en Santa María de la Vega muriendo en 1189. Lo que parece claro es que está enterrada en la catedral de Palencia, ya que hay constancia escrita al menos desde el siglo XIV.

Catedral de Palencia



Bibl: Enciclopedia asturiana: Urraca la asturiana.
Diccionario del Principado de Asturias, tomo XV.
De Luis, Carlos Maria: Protagonistas de Asturias.

El Libro de los Testamentos de la catedral de Oviedo


Liber Testamentorum, es el códice mas importante del archivo capitular ovetense. Se conserva encuadernado en madera recubierta de cuero repujado con dibujos de  estilo mudéjar. Sus medidas son:36,4 cm. de largo por 24 de ancho. En origen constaba de 113 folios en pergamino, alguno de los cuales ha sido cortado o arrancado en el transcurso del tiempo.

Se desconoce el momento exacto de su ejecución, pero se sabe con certeza que fue bajo el mandato del obispo Pelayo ( 1101-1153) con objeto de guardar para la posteridad las diferentes donaciones (Testamenta) hechas a la iglesia episcopal de San Salvador durante la alta Edad Media. Los documentos originales copiados en este códice están datados entre los años 812 y 1112.  Son las primeras donaciones hechas por Alfonso II el Casto hasta las de la reina Urraca, que fueron añadidas posteriormente. Está estructurado cronológicamente por monarcas, incluyendo una imagen, a página completa de cada rey, aunque se han perdido las de  Fernando I y Alfonso VI. Al lado de la imagen de cada monarca se detallan las donaciones o privilegios hechos a la Catedral durante su reinado. Se incluyen también imágenes de otros personajes relevantes durante el periodo, aunque de menor tamaño.

El copista parece que fue el propio obispo Pelayo, aunque no es seguro, y el iluminador el  subdiácono Pelagius. La letra empleada es la minúscula visigótica que permite ser leída sin dificultad. Se nota una cuidada elección de los colores y de las mayúsculas o grandes, de los titulares. Aunque su mayor atractivo radica en las miniaturas, que son de una relevancia muy especial. En ellas se funde la mejor tradición de la pintura mozárabe con el sentido monumental de la pintura románica. El resultado son figuras estilizadas de solemne grandeza, dibujadas con limpios trazos verticales de suaves tonos y con abundancia de dorados, presentando una gran minuciosidad en la representación de las vestimentas habituales en la España cristiana de la época, sin influencias del mundo oriental. Los rostros reflejan una gran concentración y están integrados en un entorno de enorme solemnidad, rodeados de arquitecturas complejas.

Catedral de Oviedo




Bibl: Enciclopedia asturiana: Libro de los Testamentos.
Enciclopedia de Oviedo: Libro de los Testamentos.

Alfonso VII, el Emperador



Rey de León y Castilla, primero de la dinastía de Borgoña. Hijo de Urraca I de León y Castilla y de Raimundo de Borgoña, nace en Caldas de Reis ( Pontevedra) en 1106 y muere en el paraje de La Fresneda (Palencia) en 1157.
(La casa Borgoña se extinguió en la línea legítima con Pedro I el Cruel, al que sucede su hermano de padre Enrique de Trastámara, primer rey de esta dinastía).

Hereda el condado de Galicia al morir  su padre en 1108. En el 1111 su madre le reconoce como rey, sin embargo pierde sus derechos sobre el trono leonés, ya que en virtud de los acuerdos matrimoniales de la reina Urraca con Alfonso I de Aragón, pasarán al hijo que nazca de esta unión.

Alfonso encabezará las rebeliones de los castellanos contra las aspiraciones de su padrastro. Una vez en el trono leones, al no haber habido descendencia de la unión de su madre con el Batallador, tiene un nuevo enfrentamiento con éste, por el trono de Castilla donde el aragonés contaba con importantes guarniciones militares. Las Paces de Támara, evitan el choque entre ambos y le consolidan como rey.

No obstante, fue necesario hacer frente a varias rebeliones de nobles entre 1120 y 1133, debido a la autonomía que había adquirido la nobleza en el periodo de desorden que siguió  a la muerte de Alfonso VI. Cuando fallece sin sucesor el rey Batallador, Alfonso aspira al trono de Aragón y aunque no lo consigue, en el intento,  se anexiona La Rioja y toma Calatayud, Daroca y Tarazona. Consigue la posesión temporal de Zaragoza y que Ramiro II el Monje le rinda vasallaje, lo mismo que el rey de Navarra, el conde de Barcelona y varios señores del sur de Francia.

Para afianzar la supremacía de Castilla sobre los demás reinos cristianos, celebra un concilio en León en 1135 y se corona emperador.

En la expansión hacia territorio musulmán invade Córdoba y Cádiz. En 1147 toma Calatrava y extiende la frontera definitivamente hasta Sierra Morena y el Guadiana. En el mismo año, con la ayuda de Ramón Berenguer IV y de las naves de Génova y Pisa, sitia y ocupa Almería, que es reconquistada por los almohades en 1157. El rey castellano en su avance imparable ocupa también Uclés, Jaén y Andujar.

Sin embargo su reinado terminaría por contemplar cierta disgregación de la corona castellano-leonesa. Por un lado se ve obligado a reconocer la independencia de Alfonso I Enríquez  como rey de Portugal (1143) y por otro, al enfrentarse con los reinos de Navarra y Aragón, tiene que optar por uno de los dos, lo cual le pone en guerra con García V de Navarra y  le obliga a firmar con Ramón Berenguer IV el tratado de Tudillén, por el que reconoce al conde de Barcelona el derecho a reconquistar Valencia, Dunia y Murcia, echando por tierra su pretensión de supremacía absoluta para Castilla sobre los límites de la Reconquista.

Alfonso casó en primeras nupcias con Berenguela de Barcelona, hermana de Ramón Berenguer IV. Los esposos tuvieron siete hijos:
Sancho III, sucedió a su padre en el trono de  Castilla
Ramón de Castilla, fallecido prematuramente.
Sancha de Castilla casada con Sancho VI el Sabio de Navarra
Fernando II, sucesor de su padre como rey de León
Constanza de Castilla casada con Luis VII de Francia
García de Castilla
Alfonso de Castilla
En segundas nupcias casó con Riquilda de Polonia, hija de Ladislao II el Desterrado. Tuvieron dos hijos:
Fernando de Castilla y Polonia
Sancha de Castilla y Polonia casada con el rey de Aragón, Alfonso II
Como se observa, casó a sus hijas con los reyes de Navarra y Aragón para sellar definitivamente la paz con estos reinos. Había acordado la unión de Sancho con Petronila de Aragón hija de Ramiro II el Monje, pero éste ya la había prometido previamente con Ramón Berenguer IV y el catalán la reclamó, uniéndose asi Aragón y Barcelona.
De sus relaciones extramatrimoniales nacieron dos hijas:
Urraca la Asturiana, hija de una joven allerana llamada Gontrodo Petri, a la que casaron con el rey de Navarra García Ramírez.
Estefanía Alfonso, la desdichada, hija se Urraca Fernández de Castro. Estefanía casó con Fernando Rodriguez de Castro, que la asesinó.

Alfonso VII el Emperador muere en La Fresneda ( Palencia), cuando regresaba de una batalla con los almohades tras reconquistar éstos la plaza de Almería. Su cadáver fue sepultado en la catedral de Toledo, siendo el primer rey de León enterrado allí.
Catedral de Toledo





Bibl: Enciclopedia asturiana: Alfonso VII.
Pérez González, Maurilio: Universidad de León. Crónica del emperador Alfonso VII.
J. Onieva, Antonio: Mujeres españolas.