Ramiro II |
Es el mas importante manuscrito, desde el punto de vista histórico, del Archivo de la catedral de Santiago y el primer tomo del cartulario denominado “Tumbos de Compostela”, conjunto de cinco Tumbos que recogen privilegios de la diócesis entre los siglos IX y XVII.
Urraca de León y Castilla |
Estos códices, muy habituales en la España cristiana durante la edad media, son copia de las donaciones y otros documentos oficiales que, otorgados por reyes, obispos y demás personajes poderosos, constituyen el fundamento jurídico del patrimonio de la institución. En principio su finalidad se basaba en el valor que aportaban en caso de pérdida de los originales, pero en muchos casos, como ocurre en el Tumbo A, estaban ampliamente iluminados. En este caso el objetivo era la ostentación del responsable de su confección, el obispo Gelmirez, quien mediante la profusión de adornos y miniaturas, persigue el modo de mostrar la riqueza y la grandeza del nuevo arzobispado de Santiago creado pocos años antes, en 1120.
Urraca de Zamora |
El Tumbo A, Libro de los Reyes, consta de un total de 165 diplomas, conformando dos partes: La primera desarrollada entre los años 1129 y 1134, consta de 41 folios iniciales. El resto se fue añadiendo en varias fases entre los siglos XII y XIII, finalizando en 1255. En su confección se distinguen cuatro manos diferentes.
Alfonso IX |
La distribución esta hecha por reinados con los monarcas de Asturias y León, desde Alfonso II, el Casto (791), hasta Alfonso X, el Sabio (1262). Consta de una efigie del rey, continuada por la documentación aportada por el monarca correspondiente. Los documentos de reyes posteriores prosiguen en el Tumbo B y siguientes.
Otro detalle interesante el Tumbo A es la primera reseña escrita del descubrimiento de la tumba del apóstol Santiago en la copia de la orden de Alfonso II, el Casto de construir una iglesia en su honor : "en nuestros días se nos reveló el preciado tesoro del bienaventurado Apóstol, es decir su santísimo cuerpo.... Y ordenamos construir una iglesia en su honor". Se cree datado en 829 o 834, aunque existen ligeras dudas sobre su autenticidad.
El estilo dominante en estos documentos es el cluniacense europeo, mas una impronta de arte hispánico muy habitual en todas las manifestaciones de esa época, con estilizaciones en los pliegues de los mantos que recuerdan a los marfiles españoles de finales del XI y comienzos del XII.
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